La autenticidad de la persona es cuando esconde un secreto inexplicable. Tal vez sea el tono de su voz, amable, relajante, como por ejemplo la que no tiene prisa por nada. O quizá su mirada, atenta y sabia, capaz de observar e intuir pensamientos.
Hay quien tiene un atractivo tan sutil y poderoso que no se sabe muy bien que lo alimenta. Su rostro puede ser desigual, su cuerpo poco atlético… Sin embargo, la atracción que desprende es indudable.
¿A qué es debido? La personalidad es ese cultivo, esa formación interna, ahí reside la auténtica belleza, ese es el verdadero atractivo.
La belleza externa es algo que nos da la genética, te puede tocar o no. Pero lo que de verdad cautiva y perdura en un corazón es esa autenticidad, la belleza interna, lo que realmente se disfruta cuando se descubre.
Te invitamos a reflexionar sobre ello.
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